viernes, 21 de mayo de 2010

Valoracion - Alo

III. EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA TRANSMISIÓN DE LA CULTURA ANDROCÉNTRICA (p.41 -47).

Previo al análisis del apartado de la investigación de Guadalupe, resulta pertinente introducir algunos conceptos de Pierre Bourdieu (Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama)que pueden facilitar la reflexión sobre la problemática de género. Posteriormente se realizará una breve síntesis del epígrafe: “III. El papel de la escuela en la transmisión de la cultura androcéntrica” (p.41 -47). La última parte constara de una valoración sobre la propuesta de Guadalupe.

INTRODUCCIÓN
El preámbulo de la obra Bourdieu plantea al lector una justificación breve y concisa de la facilidad con la que se asimila la cultura androcéntrica y se incorpora sin apenas fricción a la conciencia colectiva. El “acuerdo de voluntades” (11) señala los procesos de coordinación de indiscutible destreza que los seres humanos somos capaces de desarrollar de forma rutinaria: la fluidez del tráfico en zonas concurridas demuestran la capacidad que tenemos las personas para organizarnos en torno a normas tácitas y explícitas sin el menor esfuerzo, una vez hemos adoptado las pautas de tales comportamientos.
El acuerdo de voluntades sobre género se construye en base a la transformación de la historia en naturaleza(12). La potencia de esta reflexión de Bourdieu reside en tratar de devolver a la biología lo que le es propio y arbitrario; el sexo, y a nuestra construcción cultural lo que le corresponde y es adquirido; el género. Denuncia como la doxa se ha apoderado del discurso desdibujando la diferencia entre la naturalidad de lo arbitrario y lo arbitrario de la naturaleza. De esta forma a partir del sexo se cimienta históricamente la caracterización de género que es asimilada por la persona como un proceso natural.
La última de las justificaciones que trataré sobre la dominación masculina será como para que ésta se produzca es necesaria la existencia de un código compartido:
“Cuando los dominados aplican a lo que les domina unos esquemas que son el producto de la dominación, o, en otras palabras, cuando sus pensamientos y sus percepciones están estructurados de acuerdo con las propias estructuras de la relación de dominación que se les ha impuesto, sus actos de conocimiento son, inevitablemente, unos actos de reconocimiento, de sumisión.”(26)
Aunque Bourdieu deja la puerta abierta a posibles utilizaciones del código que permitan replantear las relaciones de dominación y a interpretaciones opuestas de los intereses del dominador.

SÍNTESIS
El epígrafe tercero de la investigación de Guadalupe, “El papel de la escuela en la transmisión de la cultura androcéntrica”, comienza con la repartición de responsabilidades sobre la reproducción de la hegemonía adrocéntrica en la cultura. El cambio de mentalidad que la sociedad necesita debería apoyarse en la familia, el Estado y especialmente la escuela.
La escolaridad fomenta y reproduce las desigualdades de género de forma subrepticia y con la apariencia de normalidad. Las desigualdades que se generan en el aula en función del género y que son difícilmente detectables por su imbricación en la rutina escolar ejercen una violencia simbólica sobre las estudiantes cuyo efecto más visible es la creación de sesgos que limitan sus opciones profesionales y personales. Este tipo de violencia es tanto más agresiva cuanto más interiorizada se encuentra entre sus víctimas y más natural resulta. `
Otro de los términos para referirse a la violencia ejercida por el sistema de forma involuntaria e inevitable en términos de género es el de violencia sistémica. La actitud derrotista de algunos docentes, sintiéndose superados por el entorno social en su labor educativa, dificulta el intento de transformación cultural que se requiere para erradicar esta violencia.
El Estado es otra de las instituciones responsables de las desigualdades de género y será necesaria una actuación comprometida para acabar con la discriminación. Guadalupe indica que la LOGSE no supone más que una reforma para cuidar la imagen política (la investigación se realizó anteriormente a la aprobación de la LOE: 6 de mayo de 2006). Los puntos que deben ser tratados, según Guadalupe, en una reforma adecuada serían:
1. Establecer un método para reconocer las formas de la desigualdad.
2. Orientar las actuaciones dentro y fuera del aula.
3. Exigir a las editoriales la presencia femenina en la cultura.
Las fuentes que se indican en la investigación de la violencia sistémica son cuatro:
- La estandarización: en su búsqueda de normalizar la vida académica y uniformar la existencia humana se tiene a naturalizar lo arbitrario en un proceso acrítico de reproducción cultural.
- La deshumanización: la escuela tan solo se ocupa del currículum explícito generándose en paralelo un currículum oculto con afectos y valores que generalmente escapan al interés de los docentes.
- La estratificación: la escuela suele tomar a la parte por el todo y como la neutralidad está establecida en género masculino, los criterios de valoración serán sesgados en una dirección.
- La ignorancia de la parcialidad: lo invisible e indetectable de este tipo de violencia impiden que el sistema la identifique como tal y actúe contra ella.
Una de las consecuencias más perniciosas de la violencia sistémica es la construcción de una objetividad que asume la discriminación de género como un proceso neutro. De esta forma al tratar de superar las costumbres androcéntricas los maestros se opondrán firmemente a alterar sus prácticas docentes. Cuando se les sugiere que inciten a las estudiantes a escoger estudios de la rama de ciencias o a tomar medidas de discriminación positiva rechazan tales opciones con argumentaciones defensivas por haber puesto en duda su “objetividad”. Este tipo de razonamientos se fundamentan en dos principios:
- La uniformidad cultural: Es un principio propio del pensamiento único y la idea de que sólo existe una forma de enseñar y aprender, siendo el resto de posibilidades desviaciones de la norma correcta.
- La libertad de elección: Parte del concepto de que el alumnado tendrá igualdad de oportunidades siempre que se cumplan una serie de requisitos (currículum no diferenciado, atención pedagógica justa y equitativa). No tiene en cuenta que la desigualdad ya viene establecida previa a la concesión de la libertad de elección y por tanto o se realiza una intervención compensadora o la elección no podrá ser libre.

VALORACIÓN
Una de las posibilidades más interesantes de la educación es la deconstrucción de roles una vez éstos han sido detectados como impedimentos para un desarrollo social justo. En el caso de la dominación masculina, la dicotomía de roles hegemónicos es una doble carga en tanto que “hombres” y “mujeres” son prisioneros de unas expectativas, que con independencia de sus verdaderas inclinaciones deben acatar para poder integrarse en la sociedad.
La construcción de los roles de género, tomados como realidades dadas e incuestionables, ha infravalorado a lo largo de la historia las aportaciones del género femenino, privilegiando el status masculino como representante neutro de la humanidad. Es impensable que cualquier sociedad que persiga el ideal de libertad como valor universal mantenga, reproduzca y defienda los estereotipos de género que suponen una merma en el progreso social que continuamente es menospreciado en tanto que no se aprecia que tenga aportaciones directas al sistema productivo, cuestión que no ocurre con el lucrativo negocio de la tecnología y el imparable desarrollo de ésta.
Partiendo de las tesis del postestructuralismo feminista se abren diversas posibilidades en el papel activo que como sujetos tenemos en la construcción de nuestra identidad de género. Aunque el avance social y educativo es más lento del deseable, es posible que la lentitud del progreso en la conciencia sea el proceso adecuado para que los cambios sean estables y posean la consistencia de la que carecen las efímeras modas de consumo, tejedoras de subjetividades débiles.
La investigación de Guadalupe es un ejemplo, de un trabajo sólido y fundamentado en la denuncia de una realidad social cuyas consecuencias llevamos toda nuestra Historia sufriendo. Es imposible educar en la libertad sin enfrentarse a la naturaleza de la opresión, sea esta de género, de etnia o de clase. La epistemología de la liberación es el mejor caballo de batalla contra la anomia del postmodernismo que amenaza con formas cada vez más depuradas y suntuosas de control.
Una observación me queda por realizar a la investigación – acción de Guadalupe, el condicionante de ser persona ajena a la rutina del centro estudiado dificulta su intervención en la realidad de los estudiantes. Si bien el planteamiento con los docentes es prioritario, los reparos de los profesores a colaborar merma notablemente la intervención. Lo ideal pero infrecuente sería que lo propios profesores reflexivamente tomaran conciencia de la problemática y naciera de ellos la iniciativa para abordar una I-A al respecto. Estoy totalmente de acuerdo con Guadalupe cuando en su informe final afirma:
“La reflexión conjunta de profesorado, alumnado y familias sobre estos temas creemos que es el modo de tomar conciencia del problema, pero las condiciones en las que se trabaja en los centros no propician este ámbito de debate y es difícil encontrar un grupo de personas que estén dispuestas a dedicar un tiempo fuera de su horario de trabajo a estas cuestiones, a no ser que tengan ya un cierto grado de compromiso, y precisamente son estas personas las que menos necesidad tienen de hacer esta reflexión. Por ello se ve como única posibilidad, la acometida institucional del problema, de forma que en los currículum se establezca la necesidad de actuar críticamente ante el androcentrismo cultural, que se promuevan actividades de formación entre el profesorado e investigaciones en este campo y se dediquen medios a contemplar el problema de género como un problema educativo que requiere urgente intervención.” (p.115)
Mi sincera enhorabuena para el trabajo de Guadalupe, su tratamiento de los datos es metódico y escrupuloso. Particularmente agradezco el lenguaje directo y claro que emplea, sin ambages, ni retórica que muchas veces se emplea para hacer brillar trabajos que más bien estropean el contenido y aburren al lector. Considero la investigación una pieza más de un edificio que es necesario construir entre: primeramente los agentes sociales más responsables y posteriormente el resto de la sociedad en su conjunto y que paulatinamente nos proporcione puntos de vista más elevados desde los que orientar la práctica educativa e ir acertando en el progreso de una educación que continuamente estamos obligados a reinventar por la incesante ampliación del horizonte social del ser humano.

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