INFORME FINAL DE LA INVESTIGACIÓN
Guadalupe nos muestra las formas de discriminación de sexos a partir de su investigación en el centro IES La Magdalena. En el informe final se recoge toda información que se ha sacado en claro y considerado importante. Decir que dicha investigación pretende que el alumnado de dicho instituto elija su futuro profesional sin la que la variable de género influya sobre su decisión. Esta investigación-acción concluye en cinco fases, las cuales son las siguientes:
1. Elecciones académicas del alumnado de secundaria.
2. Identificación, por parte del profesorado, de los distintos modelos de escuela.
3. Estereotipos de género que subyacen en la práctica docente.
4. La actitud que adopta el profesorado del ámbito científico-tecnológico.
5. Las motivaciones del alumnado para realizar sus elecciones académicas.
En la primera, básicamente se exponen los porcentajes de alumnado masculino y femenino en cada una de las posibles elecciones académicas.
En la segunda, se recoge los distintos modelos de escuelas y su función. Los tres modelos de escuelas son tres: el sistema cultural de roles separados, el cual es propio, según la autora de la investigación, de la escuela tradicional, y tiene por objetivo preparar a cada grupo sexual para que desempeñen su rol social; el sistema cultural de escuela mixta, el cual es el que en este momento está presente en nuestro sistema educativo, y su función es llevar a la práctica los principios democráticos de igualdad para todos y la enseñanza común de ambos sexos; y, por último, el sistema cultural de escuela coeducativa, el cual tiene en cuenta las diferencias de ambos sexos como una variante cultural, lo cual hace que no trate de la misma manera a ambos grupos porque éstos son diferentes.
En la tercera fase, destaca la opinión del profesorado. De manera general, el profesorado considera que la mayoría de las cualidades de una persona no se identifican por su género, aunque existe un grupo de cualidades que son consideradas más propias de un género que de otro. En esta fase se recogen testimonios de miembros del profesorado que nos muestran actitudes de este colectivo. Estas actitudes se agrupan en diferentes núcleos que han creado debate entre los diferentes miembros del profesorado. Apoyan la idea de que los cuestionarios cerrados no son convenientes, ya que no les permite aclarar algunas de sus respuestas. Otra de las actitudes que se perciben es la necesidad que tiene el profesorado de quedar bien y que respondan lo que se espera de ellos, lo que podríamos considerar respuestas “políticamente correctas”. El profesorado muestra bastante preocupación a la hora de que algunos conceptos queden bien claros, ya que esta falta de claridad de ideas puede llevarles a que comentan grandes contradicciones en lo que dicen. Una vez que se ha debatido si hay o no diferencia entre ambos sexos, se busca una explicación a las diferencias que se observan en las elecciones académicas o profesionales del alumnado, y por unanimidad se concluye con que no se ejerce influencia sobre ello. Al mismo tiempo, no se entró en la discusión de si la escuela favorece o no más a un sexo que a otro o la influencia que el profesorado puede ejercer con su actitud. Solamente se cuestionó en la asignatura de Educación Física, a favor al sexo masculino. Consideran que la escuela es neutra.
En la cuarta fase, decir que el profesorado no se da cuenta del androcentrismo presente en los libros de texto, solo la mitad reconoce utilizar un lenguaje en el aula para los dos sexos, creen que los estudios que los alumnos reciben ofrecen buenas salidas profesionales, etc.
Y en la quinta fase, se mantiene la teoría de que las motivaciones que mueven al alumnado varían según el sexo, por lo que, inconscientemente, se sigue creyendo en estereotipos de género, aunque creen que los alumnos eligen libremente sus opciones académicas o laborales.
En mi opinión, creo que en la escuela aún quedan impregnados algunos de los pensamientos que creíamos obsoletos en nuestra educación y en nuestra sociedad, pero que en el fondo siguen estando ahí, tanto en el profesorado como en el alumnado. Como alumna, nunca me he planteado por qué siempre se ha hablado de “la evolución del hombre” y no en “la evolución de la mujer”. Los estereotipos que la escuela, que dice ser democrática y neutral, ha querido eliminar los sigue inculcando de una manera “inconsciente”, y los alumnos/as asumen todos los aprendizajes que la escuela les trasmite sin cuestionarlos. El androcentrismo sigue ahí, de tal manera que no nos damos cuenta hasta que ya es demasiado tarde, hasta que ya hemos asumido esos aprendizajes y los hacemos parte de nosotros mismos/as, y esos aprendizajes se convierten en costumbres y están implícitos en nuestra forma de pensar y actuar. Ahí es donde está el verdadero problema, trasladamos esos aprendizajes a nuestra vida cotidiana y es lo que provoca que la diferencia entre sexos exista y cada cual tenga sus intereses y preferencias. Los hombres y mujeres se van a comportar de diferente manera ante similares situaciones, y esto es lo que hace que hoy en día se tenga una percepción diferente de cada sexo.
En esta investigación-acción creo que refleja lo que en este momento ocurre en los centros españoles, y sirve para darnos cuenta de las diferencias que existen entre alumnos y alumnas y de las que no nos damos cuenta hasta que se hace un estudio/investigación.
Para que esta situación cambie en la escuela, y también en la sociedad, va a hacer falta mucho tiempo y esfuerzo, pues creo que aún estamos en una etapa de transición hacia la igualdad entre sexos.
sábado, 15 de mayo de 2010
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